Tiene mucha estrella Cristiano Ronaldo, tanta como para salir completamente ileso de un accidente que dejó casi para el desguace su Ferrari de 250.000 euros. Ocurrió ayer por la mañana, a las 10:20 hora de Inglaterra, una hora más en España, cuando el Balón de Oro portugués se dirigía al entrenamiento del United desde su lujosa residencia en Cheshire, a las afueras de Manchester. Nada más entrar en un túnel de la carretera A538, que une la ciudad con el aeropuerto, Cristiano perdió el control de su bólido, que patinó, y se estampó contra una de las barreras de protección. La parte frontal quedó destrozada y una de las ruedas acabó a 200 metros... Pero el portugués salió del coche por su pie, totalmente ileso.
La Policía llegó en pocos minutos, tomó pruebas e interrogó al luso, incluso le hizo una prueba de alcoholemia que dio negativo. En los próximos días concluirá la investigación. Testigos del accidente hubo decenas, o al menos eso parece por el número de testimonios que aparecían en los amarillistas diarios británicos. Los más tranquilos aseguraron que Cristiano "salió algo nervioso" del coche. Los exagerados, que conducía a la escalofriante velocidad de 330 por hora, algo que traspasa la lógica. Porque ésa es la máxima velocidad que puede alcanzar este modelo y porque las leyes de la física dicen que, de haber chocado yendo tan rápido, el coche hubiera volado muchos metros tras sufrir el impacto. Desmonta esta teoría, además, que Van der Sar, el portero del United, le seguía en su automóvil... La Policía cree que Cristiano iba a una velocidad mayor a la permitida, pero ni por asomo esos 330 kilómetros más propios de un Fórmula 1.
El futbolista no sufrió ni un rasguño. Poco después del accidente se ejercitaba tranquilamente en los campos de entrenamiento de Carrington, ciudad deportiva del United. Más tarde, abandonó el recinto como si no hubiera sucedido nada. Conducía un Bentley y sonreía a los fotógrafos, a los que levantó el pulgar. Sabe de la fortuna que ha tenido